¡QUE SUENEN LOS TAMBORES!

Monterrey (INDE).- Ellos se encargan de llevarlos a los entrenamientos puntualmente, están al pendiente de su alimentación y cuando compiten, son los que más gritan en las gradas, por eso se llevan la medalla de oro en apoyo.

Son los padres de familia de la gimnasia rítmica, parte fundamental en el desarrollo deportivo de sus hijas, igual que el grupo multidisciplinario formado por entrenadores, doctores, psicólogos, metodólogos y terapistas.

Son ellos quienes se encargan de llevar a sus hijas a los entrenamientos y muchas veces cuando son pequeñas cae sobre ellos la responsabilidad de ser puntual y realizar una serie de sacrificios para cumplir con las exigencias de la disciplina.

Durante las competencias de la Olimpiada Nacional, en el Gimnasio Nuevo León de Gonzalitos, destacaron los familiares de las niñas de Jalisco y Tamaulipas, quienes llamaron la atención por el entusiasmo que ponían en cada porra y grito hacia sus consentidas.

Los papás de Jalisco viajaron más de 10 horas en carretera para motivar a sus atletas desde lugares como Guadalajara o Acatlán, con matracas, panderos, maracas y tambores.

“Tuvimos que viajar más de 10 horas en compañía de los entrenadores para apoyar a Vielka y a Sharon en esta justa tan importante” confesó Roberto García, padre de la primera y tío de la segunda.

Mientras que en el caso de Tamaulipas, aunque la distancia no es tan grande, el sacrificio es muy parecido, pues a veces el trabajo o las ocupaciones no los dejan estar al lado de sus hijas en eventos tan importantes.

Desde Ciudad Victoria viajó el papá de Rocío Zozaya con su tambor para celebrar cada logro de la pequeña que participó en la Final de aparatos categoría 11-12 años.

Cada sacrificio vale la pena, pues ambas porras aseguraron que son ellas quienes comparten junto a las niñas sus penas, tristezas, alegrías y triunfos al ver el empeño que ponen en cada una de sus rutinas.

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